domingo, 6 de diciembre de 2009

La frase

¿Amistad o relaciones públicas?

Esta mañana

Indiferentes de la vanidad que su belleza les diera, las hortensias y claveles crecen en las macetas olvidadas de todas las casas de la calle. Voy tocando las paredes de piedra y los enrejados de hierro y hiedras. Aquel ritmo que resuena en mí se une al de las campanadas de la iglesia. No pudo ser un sueño porque te traigo en el olor de mi cuerpo, en el alma de cada pensamiento y en mis labios que tienen una sonrisa hecha de tus besos. ¿La noche ha abierto una puerta o la ha cerrado? Me invade la incertidumbre y una sensación de que el frio de la madrugada ha congelado el tiempo, mi tiempo. En mi fantasía la mujer que entra a mi lado a la cafetería es un personaje secundario que conoce la historia que acaba de escribirse. Se pone un perfume fuerte para recordarme al tuyo y su aroma se mezcla con el olor de la mañana. Luego, la mesera pone música española y me observa con una mirada cómplice. Pido un café y lo tomo a sorbos. Los rayos del sol llegan a iluminar la azucarera, las gafas de la mujer y la hebilla de sus tacones rojos. Algunos se quedan haciéndome compañía y otros se regresan. El sol se ve como una esfera más a lado de las luces del semáforo. Veo tras la vitrina la gente que va y que falta mucho para que vuelva y comienza el manar del tráfico. La mujer de la cafetería sale a ser parte del latido de la ciudad con dirección al norte. Yo permanezco exánime. Vuelvo a pensar en la cita de anoche, en lo que dije y en lo que no, en lo que debió ser o más bien no ser. En lo que esas acciones u omisiones me traerán. Empiezo a inquietarme y la fantasía a evaporarse con el humo del café. La música cambia, el lugar se llena de gente y la calle parece un estacionamiento. Decido irme y en la espera inacabable de un taxi, pienso que aunque quiera volverte a ver, los deseos dependen de las circunstancias. Pero, aún así, sé que hasta hoy nada se puede comparar en haber soñado en ti tanto tiempo, haber dormido contigo anoche y esta mañana haber despertado bajo las impecables sabanas grises del cielo de la ciudad.
 
Union Literaria