sábado, 16 de enero de 2010

Revista Caras

La frase

Aún queda tanta nada que hacer

martes, 5 de enero de 2010

El perro

¿Qué harás sentado frente a ese escritorio? ¿Qué haces entre la gente? Eres todos y nadie. ¿Por qué la prisa? Eres una historia repetida, inconclusa, inmemorable. ¿Para que la lucha por una causa que no escogiste? ¿Para que la fe de una que no conoces? Caminas atrapado en una multitud de rostros de injusticia y de resignación, atrapado en tus circunstancias, casi ahorcado en tu corbata. ¿Qué hace ese perro descolorido entre toda esa gente? ¿Que busca? Ni tú ni nadie lo van a ayudar. Sigues al montón de cabezas disparejas para cruzar la calle. El hombre rojo los detiene. Se para la cabeza blanca, la cabeza de líneas rectas, la de pelo ondulado. El animal sigue de largo. Para los demás, el semáforo en verde es más importante pero tú te quedas viendo al que hasta hace nada fue un perro. Tiene la lengua metida y las tripas afuera. Te das cuenta que estás vivo, pero, ¿estar vivo es solamente no estar muerto? Estas abandonado como ese perro. Nadie te dará la mano. Llegas justo a tiempo a tu escritorio, a revisar tus emails y tus llamadas. Aun no reparan la pared de tu oficina y con eso notas que el papel tapiz apenas reviste el ladrillo y el cemento que hay detrás, como tu poder y tu cordura apenas cubren tu vulnerabilidad. En el fondo solo hay obra muerta. Te levantas violentamente ¿Exigirás respuestas a tu empresa? ¿Quién es tu empresa? ¿La secretaria? ¿El guardia? Todos y ninguno. ¿A quién agarrarás del cuello hasta que te aclare todo? La vida es muy cobarde para dar la cara. La hermosa ciudad tras los ventanales hace que decidas calmarte. Al fin y al cabo solo has visto un perro muerto y los perros se mueren todo el tiempo. Es normal. Te sientas a responder los pendientes. Ya arreglarás esa pared.
 
Union Literaria