domingo, 9 de mayo de 2010

La dama

A toda fiesta carnal concurre
La vida pasa con ligereza
Ella decide lo que ocurre
Es frívola por naturaleza

En un desate voluble y fútil
Da algún glorioso orgasmo
Deja una esperanza inútil
Y se larga con sarcasmo

No tiene cara, descarada
Tampoco tiene ojos
Incita a ser amada
Ella lo hace por antojos

La otra hija de la providencia
Es silente y refinada
Cumple con prudencia
La única labor encomendada

Es precisa, sutil y astuta
De la paz es el ama
No como su hermana la puta
La muerte es una dama

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