A toda fiesta carnal concurre
La vida pasa con ligereza
Ella decide lo que ocurre
Es frívola por naturaleza
En un desate voluble y fútil
Da algún glorioso orgasmo
Deja una esperanza inútil
Y se larga con sarcasmo
No tiene cara, descarada
Tampoco tiene ojos
Incita a ser amada
Ella lo hace por antojos
La otra hija de la providencia
Es silente y refinada
Cumple con prudencia
La única labor encomendada
Es precisa, sutil y astuta
De la paz es el ama
No como su hermana la puta
La muerte es una dama
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