Martha Ormaza
Representa a la festiva Engracia. Martha es abogada. “Todos deberíamos estudiar un par de años de derecho”, sentencia sonriente. Sin embargo, lo que le apasiona es el arte. Ha escrito 14 obras de teatro y tenía una desopilante columna en una revista. En el cine ha sido madre policía, paniaguada y sádica. En la vida real es la mejor amiga de su hija Paloma de 21 años. Los últimos meses, ha estado trabajando su centro cultural. Se ha encargado hasta de la construcción; después del teatro, “me sacaba la nalga de Engracia e iba a hacer de maestra mayor de albañilería”, bromea. El centro se llama “Casa Nostra” y promueve eventos tradicionales como lanzamientos de libros y exposiciones pero también otros novedosos como “Pizza, vino y magia” ó “Té del tarot”. Martha me ofrece un tomate de su cosecha. Paloma prepara una ensalada y empezamos a conversar. “Me tengo que ir nenes”, nos dice Martha. “Se quedan en su casa” a lo que Paloma responde: -Gracias-. Nos reímos.
Elena Torres
Al igual que su personaje Sara, es la pedagoga del grupo. “Cuando eres niño no te enseñan a transformar lo negativo en positivo, a saber que puedes tener una vida maravillosa”. Ha dictado talleres de actuación en todo lado, como en la Unidad Educativa Sucre y en el Hospital Metropolitano. También fue docente en la provincia de Bolívar, donde tuvo una gran experiencia con los adolescentes del sector rural. Comparados, “los del sector urbano están locadios” aduce, usando la voz de la quiteñisima Sara. Este año, fue invitada al teatro La Candelaria en Colombia con “Tetragrama”, una pieza con muchos géneros, como las mismas historias que muestra, las del Ecuador, que se cuentan a veces con farsa y otras con llanto. En su tiempo libre, disfruta con su hijo Andrés de 23 años. “Nos gusta escuchar Molotov”, se ríe. Al despedirme, me quedo en el recibidor de su casa viendo los tejidos que hace, sus antigüedades, y pensando en eso de tener una vida maravillosa.
Juana Guarderas
Interpreta a la chusca señorita Aurelia. Ha sido un año ocupado, incluso excesivo según ella. Se presentó en “Moros en la Azotea” en el papel de una española facha que se enfrenta a un sudaca. Luego vino “La Casa de Bernarda Alba” de García Lorca, que trata la vida de diez mujeres sometidas a la moral. “Se creó una excelente sintonía entre las actrices”, dice, tanto que volverán a presentarse. Finalmente, el musical “Cabaret” se montó en cuatro meses intensos de repaso. Para ella fue fascinante utilizar el canto como herramienta. “A ver Juana, corres el riesgo de dejar de ser monedita de oro”, se dijo, antes de entrar en el programa “Así Somos”, pero “me gusta agitar el avispero” argumenta. Su presencia mantiene un debate diverso y al mismo tiempo, jocoso. Cuando le pregunto cuál es su proyecto favorito, me responde: “Mis hijos Gabriel (11) y Maie (6). Ellos son mi mejor obra”
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