sábado, 11 de octubre de 2008

El aura del arte

Hay quienes sostienen que los avances de este siglo afectan irremisiblemente al arte, partiendo de que el arte se entiende como tal solo cuando está rodeado del valor excelso de su culto, originalidad y unicidad lo que se conoce como el aura. Pero, los tiempos han cambiado y los conceptos también. Por fortuna o por desgracia la imperiosa tecnología nos ha llevado a destinos impensables. Hoy en día, gracias a los quemadores de discos y a las formas de impresión digitales es posible tener un duplicado que conserve las propiedades del arte inicial en forma absoluta convirtiéndose no sólo en una copia sino en otro original. Una canción suena exactamente igual en el primer disco “original” que en el último pirata.
Como teología del arte, el aura es comparable con los momentos vividos que tienen una existencia única e irrepetible y ninguna representación a posteriori puede igualarlos, eso sucede en las pinturas y esculturas, por ejemplo, en las que las reproducciones manuales, mejor llamadas falsificaciones, les roba la reminiscencia del “aquí y ahora” de su creación. ¿Acaso no es burdo ver la pintura de la Monalisa impresa en una taza de café?
Empero, en cuanto a otro tipo de arte como películas, fotografías y música, los millones de copias siguen teniendo aura. Su creación es masiva, su trato es deshumanizado su venta es hasta ilegal, es decir, el disco comprado en la vereda no tiene el valor que una Venus en Grecia, ya lo sabemos .Pero, sea como sea, cada pieza de arte es parte de una historia, es legítima y supuestamente se la contempla. Entonces sí tiene un aura que tal vez sea inferior y que podemos nombrarla como “aura digital”.

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