miércoles, 6 de mayo de 2009

"American Gothic" de Grant Wood

La pintura retrata a dos sujetos desde un mismo punto de vista pero que reflejan estados totalmente diferentes. Encontramos en un plano medio a un hombre y una mujer de mediana edad, anglosajones, parados delante de una casa de estilo rural. Si leemos lo que la imagen connota podemos decir que los personajes son muy conservadores, pues utilizan prendas cerradas con la triste combinación de blanco y negro. La figura masculina domina por la mirada de frente que parece que busca los ojos de quien lo observe. Sostiene con firmeza un trinche, lo cual divide visualmente. De la mujer, que parece ser la esposa, resalta el rutilante botón dorado que cierra su camisa. Su apariencia nos hace pensar en una intachable y perfecta ama de casa. Sin embargo, ella mira hacia otro lado, tiene una mirada de sometimiento y una mueca de infelicidad. Es una madame Bovary. La vida de pareja de estas personas es aciaga y lamentable. Es lo que dice el cuadro y obviamente debajo de lo que se ve no están tomados de la mano o pellizcando las posaderas del otro. Lo que demuestran es la vida de pueblo sometidos a los quehaceres impuestos. El hombre manda, la mujer obedece. El ambiente a su alrededor es igual de fúnebre. Parecería que luego del retrato van a volver a su casa a preparar un guisado y el hombre a ver el partido, digo, a sembrar algo. Puede que lo hagan, pero la pintura está almacenada en todo el mundo como símbolo de machismo, roles de género y rutina. Solo hay que encenderla con algún medio comercial, y eso se hace con cierta frecuencia, la última vez que la vi fue en el opening de “Desesperate Housewives”.

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