miércoles, 6 de mayo de 2009

Concesiones

¿Por qué lanzar una moneda cuando se puede preguntar a un libro?

¿Está mi actitud justificada? “Me encantó que la llamase así, mi señora. Sí, claro, Susy, su señora, era una chica poco agraciada, pero qué diablos: Pochi, al final, había conseguido lo que más soñaba cuándo éramos amigos, ser entrenador, no de fútbol, sino de fulbito, pero bueno, la vida a veces te obliga a hacer concesiones, y, algo que él creía imposible, tener sentadita en la tribuna, admirándolo, a Susy, su señora. Pochi García se fue a los camerinos a felicitar a sus muchachos victoriosos; yo, suelo hacer eso cuando estoy contento, miré arriba, al cielo de Miraflores, y noté, sonriendo que había luna llena.”
-Yo amo a mi mami, Jaime Bayly.

Concesiones
Pasa que a veces uno no vive la vida, sino que la vida lo vive a uno. La vida le somete, le llena de circunstancias y uno no controla las circunstancias. “La vida te obliga a hacer concesiones” y te compensa con lo que ella quiera: el segundo premio, el trabajo casi deseado o la mujer de tu vida con kilos de sobra. Y no te queda más que aceptar y hasta agradecer porque aunque no te dé lo que quieres, al menos no te ha quitado lo que ya tienes. Aún hay luna sobre Miraflores, y aún puedes verla. La concesión que tienes que hacer a veces puede ser cambiar de actitud aunque ésta esté justificada.

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