Para montar una gran obra de teatro se necesitan fastuosos preparativos, trabajo arduo y una dirección perfecta…divina. Pero, ¿que pasa si nos tomamos nuestro personaje muy en serio y olvidamos que en el reparto pudimos tener el papel del otro?, ¿Qué hacemos si de repente olvidamos el guión y tenemos que improvisar?¿Has pensado que no eres lo que haces o de lo que te ocupas? ¿Alguna vez somos el actor tras la máscara?...Vuelve a ver a los demás actores y pregúntales, descubrirás que ellos no saben que están en pleno melodrama. Hazlo, o seguirás siendo el espectador de última fila del bodrio teatral de los otros, de un rol que no es tuyo sino el de algún personaje mil veces representado.
martes, 10 de marzo de 2009
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