miércoles, 10 de septiembre de 2008

Ensayo socialista

La creciente tendencia política en Latinoamérica es la izquierda. Es decir, aquella que busca el cambio social y se opone al statu quo (Borja 553). Bajo esta ideología los electores buscan mayor identificación y empatía con los mandatarios lo cual se evidencia con las elecciones de Lula da Silva, Evo Morales, Rafael Correa y principalmente Hugo Chávez quienes apostaron por propugnar una “revolución”, se basaron en un discurso “anti-yanqui” y han evocado al sentimiento nacionalista y a la unión bolivariana .El populismo es un denominador común en sus campañas y gobiernos. En Venezuela con Chávez el sistema es cada vez más socialista, y debido a su influencia el fenómeno parece expandirse al Ecuador.
Para empezar, es indiscutible la similitud en los mecanismos utilizados entre Chávez y Correa para desconocer la institucionalidad jurídica de entidades que confrontan sus propósitos como el Congreso Nacional y basados en un mayoritario respaldo popular han concurrido a la instalación de Asambleas Constituyentes que les permiten crear una nueva Carta Política que se constituya en carta de navegación hacia lo que ellos llaman el “Socialismo del Siglo XXI” cuyo ideólogo parecería ser Hans Dietrich.
¿Socialismo del siglo XXI? Un concepto aún impreciso pero atractivo, el cual es un gran punto en común entre el presidente Correa y su homólogo Chávez. El socialismo clásico es aquel que le otorga un papel activo al Estado y se opone al sistema neoliberal. Para Correa el nuevo socialismo se basa en la supremacía del trabajo humano sobre el capital y en un profundo humanismo. Correa condena lo que él llama "la larga noche neoliberal" mientras Chávez lo hace con el imperialismo. Esto, sin embargo, se está traduciendo en medidas paternalistas como el incremento del bono de la pobreza en lugar de la creación de plazas de trabajo .También ha expresado que es un concepto en constante construcción, lo cual resulta ambiguo y útil como escudo. Bajo este rótulo Hugo Chávez ha tomado medidas muy cuestionables como la “Ley Habilitante” la cual le permitió legislar por 18 meses. En Ecuador, en cambio, se están creando cada vez más impuestos y subsidios, también cuestionables. Realmente, son impredecibles los resultados sobre un sistema aún incomprendido.
El informe de la SIP señala que en toda Latinoamérica existen intentos de control sobre los medios. Entonces, la siguiente prueba de la diáspora chavista está en la pretensión de controlar los medios de comunicación. El presidente Chávez en su país ha limitado radicalmente a la prensa llegando a cerrar uno de los más importantes canales de TV: RCTV, y creó un canal del Estado, en Ecuador se ha creado uno también. Para la SIP, quieren tener un dominio sobre el control de la información, y se ha visto que cuando no lo logran llegan hasta a insultar a los periodistas como lo ha hecho el presidente Correa quien ha utilizado en su contra epítetos irrepetibles. Además reiteradamente la Asamblea Constituyente (con mayoría correista) ha advertido la emisión de un mandato constituyente para dejar sin efecto las concesiones de radiodifusoras. En este sentido, lo que se buscaría es una hegemonía sobre lo que se comunica con el fin de soslayar a la oposición y mostrar los hechos de manera sesgada favoreciendo la imagen del gobierno. La SIP dice que esta no es sólo una obsesión en Venezuela pues también se manifiesta en países como Argentina. Así, la SIP sostiene que Venezuela quiere exportar un “modelo semejante a la dictadura cubana”, pero será casi imposible que logre implantarse en países, como el nuestro, con prensa libre y beligerante.
Aún en contra de lo demostrado con la experiencia, un aspecto característico de estos gobiernos es la estatización de las empresas. Con el ejemplo de Venezuela, Ecuador no se está quedando atrás. Chávez va a estatizar las empresas siderúrgicas y de cemento. En Ecuador, aunque el ministro de Minas y Petróleos ha declarado que no se busca transferir la propiedad privada al Estado, aceptó que se intervendrá en el sector cementero. Por otra parte, se está pensando sobre no renovar concesiones y en el sector petrolero la falta de seguridad política por la revisión unilateral constante de las normas contractuales ha impuesto un estilo estatizante. Las empresas privadas en contraposición con las públicas son más eficientes porque como lo señala Carlos Alberto Montaner es menos probable que se presten al clientelismo, a la corrupción y existen mayores incentivos e interés individual por la institución. En consecuencia, este aspecto del sistema socialista ha ganado un espacio que debe ser limitado inmediatamente antes de caer en errores advertidos.
Finalmente, la intromisión de Hugo Chávez en asuntos nacionales es igual de evidente que la amistad personal con el presidente Correa, lo cual sumado a las similitudes ya referidas precedentemente, así como otras, cada uno en sus fundamentos y estilos de gobernar parecen advertir que a Ecuador le podría tocar enfrentar un ensayo socialista ya superado.

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